Hablar de la responsabilidad de las empresas transnacionales frente al ejercicio de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, habitualmente nombrados como los DESCA, es hacerlo sobre una relación altamente conflictiva. Relación de tensión permanente en la que, lo adelantamos ya, los segundos están perdiendo ante la expansión y dominio de las primeras. Relación también en la que éstas últimas tratan permanentemente de soslayar, ignorar o invisibilizar su responsabilidad respecto a la maltrecha situación de esos derechos. Pero empecemos por lo básico, por conocer y reconocer a los actores principales de este no idilio de amor.

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