1. Los dirigentes mundiales se han reunido en la 26ª Conferencia sobre el Cambio Climático COP26 en Glasgow , con una muy escasa presencia de los países de Sur Global .La temperatura
del planeta es ya 1,1ºC más alta que en la era preindustrial y, a pesar de los acuerdos de las 25 cumbres anteriores, el neoliberalismo sigue destruyendo los soportes de la vida y de la sociedad. El cambio climático es ya una realidad: pérdida de biodiversidad, fenómenos climáticos extremo, deshielo del permafrost y los glaciares o el apartheid contra los refugiados climáticos.

2. La crisis climática viene acompañada del final de la abundancia de los combustibles fósiles y otras materias primas. Las fuentes de energía renovables son necesarias para la descarbonización, pero no pueden garantizar nuestro consumo actual y mucho menos el crecimiento que choca con los límites biofísicos del planeta y con las necesidades de la mayoría: el 10% más rico produce la mitad de las emisiones de CO2 del mundo.

3. Hay que abandonar la comodidad de las declaraciones y pasar a la acción. El reto es luchar cada
décima de grado para no superar el calentamiento de 1,5ºC para el año 2100. Es urgente impulsar
la transición ecológica y social, planificar democráticamente la reducción del consumo de materiales
y energía de una forma socialmente justa.

4.La situación de emergencia tiene que ver con las políticas que se hacen aquí en Euskal Herria,
políticas que profundizan en un modelo económico que agudiza la crisis climática y ecológica,
poniendo a empresas como Iberdrola o Repsol en primera línea de los candidatos a recibir los fondos
europeos para la recuperación tras la pandemia. No habrá transición justa sin una sociedad vasca
activa que trate de organizar respuestas, denunciando a las empresas y gobiernos que aumentan la
emergencia climática. Es un acto de justicia climática con las sociedades de Sur Global a las que
históricamente el Norte industrial y colonial les ha robado sus recursos y un acto de solidaridad con
las generaciones futuras.

Para ello proponemos lo siguiente:
Redistribución de la riqueza y promoción de políticas fiscales que aseguren el acceso de toda
la población a ingresos y servicios públicos básicos.

Abandonar la senda del crecimiento económico, dejar de vender falsos milagros tecnológicos
y subvenciones a las empresas responsables del cambio climático.

Promover comunidades energéticas locales y una movilidad que fomente los desplazamientos
a pie, en bici y en transporte público para no aumentar la necesidad de carreteras.

Reducir la jornada laboral, repartir el empleo e impulsar el reparto de los trabajos no
remunerados pero imprescindibles para la vida.

Abandonar el modo de consumo de usar y tirar, priorizando una gestión de residuos
(reducción, reutilización, reciclaje, compostaje) que renuncie a la incineración.

Puedes leer aquí el Manifiesto