El definir y dominar el amor, la reproducción, la sexualidad y los cuerpos ha sido parte importante de todos los sistemas de poder existentes. Así se mantiene y se sigue difundiendo como ideal la idea del amor romántico, la búsqueda de esa media naranja, para toda la vida, que genera frustraciones y decepciones en las personas. Esa idea de amor romántico confía más en el destino, en creencias mágicas que en la capacidad que las personas tenemos de comunicarnos, relacionarnos, comprendernos y respetarnos.

El amor ha sido utilizado y sigue utilizándose para mantener la subordinación de las mujeres, para aumentar nuestro consumo, como excusa para la violencia contra las mujeres. En nombre del amor, mujeres y hombres, mantenemos relaciones que no funcionan, que no son placenteras, aguantamos suponiendo que cambiarán, generamos relaciones cargadas de sentimientos de propiedad y dependencia.

En muchas ocasiones son miedos a la soledad, a salirse de la norma, a nuestras inseguridades o a la independencia. Como plantea Clara Coria, es posible pensar que la dificultad para aceptar que todos los seres humanos “somos solos” ante el universo (aunque seamos capaces de encontrar compañía en el intercambio amoroso y solidario) es el germen a partir del cual se construyen y sostienen ilusiones con las que se pretende compensar la desventura de ese destino humano.

Pensemos en la capacidad de amar de todas las personas, definiendo el amor como intercambio humano. Intercambio en el que es clave la comunicación, la independencia, el respeto y la libertad.

En un mundo en el que la globalización también intenta una homogenización del amor, no podemos olvidar hablar de la importancia de la diversidad en la identidad, las formas de convivencia y la sexualidad, hablar de gays, lesbianas, heteros, bisexuales, transexuales y transgéneros.

Generemos nuevas formas de disfrutar, convivir y amar, sobre la base del respeto, la comunicación y la libertad. Aprovechemos este día para reivindicar un amor distinto y el uso del amor como herramienta para la felicidad e incluso para la transformación social.