El capitalismo está abocando a la humanidad, y al planeta en su conjunto, a una situación de desigualdad, autoritarismo e insostenibilidad sin precedentes. Las grandes empresas y sus aliados institucionales tienen por objetivo la mercantilización a escala mundial. “Todo” es objeto de mercantilizarse, de convertirse en negocio: educación, salud, agua, energía, tierra, cuidados, compra pública, inversión, comercio digital, innovación, etc.

Esta ofensiva mercantilizadora viene acompañada, políticamente, de mayor autoritarismo y violencia. La democracia comienza allí donde terminan los negocios globales. De este modo, en el ámbito de los Estados impera la desregulación de los derechos colectivos y el control público-social. Al mismo tiempo, se instala a nivel regional y global –con la Unión Europea a la cabeza– una tecnocracia a favor de las grandes empresas. Los tratados comerciales son el mejor ejemplo de ello, dando lugar a una cuasi-democracia precarizada, antítesis de la soberanía popular y de los derechos de los pueblos.

Igualmente, en ese ámbito global las empresas transnacionales, de la mano de oligarquías locales, abren territorios y bienes comunes a la privatización y explotación desenfrenada. Todo ello, sin tener el respeto necesario por esas tierras y los pueblos que las habitan. Unas y otras sujetos políticos de derecho y cuya destrucción aboca al planeta a su insostenibilidad.

Se trata, en última instancia, de derribar todas las trabas geográficas, políticas y sectoriales al mercado global y a las empresas transnacionales, lo que amenaza gravemente nuestras vidas: se amplían las dominaciones de clase, género y raza/etnia; se acrecienta la guerra entre pobres; se ahonda en la insostenibilidad estructural acelerando el colapso ecológico; se mercantilizará lo que aún es común/público; se generará desgobierno para enfrentar los graves problemas globales; y se multiplicará la expulsión de personas y pueblos del sistema.

Un sistema en el que, mientras los tratados comerciales y los acuerdos de protección de las inversiones protegen a las empresas transnacionales de las posibles “expulsiones” de un país, no existe justicia ni tribunal en el que denunciar las vulneraciones de los derechos de las personas refugiadas.

Y la suma de todo lo anterior es el ascenso nuevamente de los programas neoliberales, ahora en su versión más ultra, con el consiguiente crecimiento de la derecha más fascista y el retroceso de los derechos individuales y colectivos, ganados por los pueblos durante décadas de lucha.

En Euskal Herria también sufrimos esta ofensiva, se ha rescatado a la banca y han convertido la deuda privada en pública; se han privatizado servicios públicos básicos; se ha reducido a la mínima expresión la negociación colectiva reforma a reforma; se han recortado las prestaciones sociales, se ha diseñado una legislación para poder realizar deshaucios…

Nos roban soberanía. Los pueblos tenemos que luchar por una soberanía plena no solo para decidir cómo repartimos la riqueza, sino también para decidir qué producimos, cómo lo producimos y para quién producimos, poniendo en el centro a las personas. Las decisiones sobre las políticas sociales y laborales se tienen que adoptar en nuestro ámbito territorial, lo que requiere el desarrollo del Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social.

Nos preocupa nuestro futuro como pueblo. Por ello, Euskal Herria se planta ante el capital, y se opone a las imposiciones del poder corporativo, sea cual sea su forma (tratados internacionales, abuso de multinacionales, ataques de la economía financiera…).

Impulsamos de este modo la plataforma EH-k kapitalari planto! para dar respuesta social a la actual ofensiva capitalista en Euskal Herria, desde la diversidad social y política. Así, en defensa de la vida, del bien común y de nuestras soberanías, apostamos por coordinar, articular e incrementar la denuncia y la movilización popular frente a las principales manifestaciones de la penetración del capital:

  • Empresas transnacionales: haremos seguimiento y nos movilizaremos ante los impactos de las “corporaciones vascas”, tanto en Euskal Herria como en el mundo. A su vez, analizaremos la actividad de las transnacionales que se implantan en nuestro territorio, muchas veces con una alfombra roja institucional a costa del interés general.

  • Políticas públicas privatizadoras y pro-corporaciones: confrontaremos las políticas públicas que favorecen al capital y amenazan el bienestar de las mayorías sociales, como los procesos de privatización en los niveles autonómico y local, de apertura a la entrada de grandes empresas, la política fiscal, la política industrial, de internacionalización empresarial, etc.

  • Tratados comerciales: las consecuencias de los tratados en Euskal Herria serán muy perniciosas sobre nuestra vida y nuestras soberanías, máxime en una Unión Europea a la vanguardia de esta nueva oleada de acuerdos. La denuncia de los mismos, así como de quienes por acción o inacción los avalan, será también una de nuestras prioridades.

  • Organismos supraestatales en defensa del capital: Organización Mundial del Comercio (OMC), Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), G-20, G-7, incluso la propia Unión Europea, son parte de las estructuras supraestatales de las que el sistema se vale para imponer su agenda de mercantilización a escala global. Desde Euskal Herria contribuiremos a su desmantelamiento, movilizándonos y denunciando su actuación, máxime si estos celebran actividades en nuestro país.

En definitiva, ponemos en marcha un espacio de articulación frente a la arquitectura que sostiene el sistema vigente: las grandes empresas y sus apoyos institucionales, bajo el blindaje político y jurídico de los tratados comerciales y de los organismos internacionales.

Es frente a esta lógica de impunidad en favor del capital que nos plantamos. De esta manera generaremos estrategias creativas e inclusivas de denuncia, movilización y desobediencia civil pacífica, a la vez que posicionamos alternativas que regulen a las grandes empresas y que nos permitan transitar hacia formas de vida más democráticas, sostenibles y justas.

En defensa de la vida, del bien común y de nuestras soberanías, EH-k kapitalari planto!